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¿Por qué nos resistimos?

  • relacof
  • 11 may 2023
  • 3 Min. de lectura

Por: Evelyn Fuentes Morell

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La resistencia es la capacidad que tiene una persona para evitar o eludir los desafíos y las situaciones difíciles que se le presentan en la vida en lugar de enfrentarlos y resolverlos.




La resistencia se puede tomar desde varios puntos de vista, por ejemplo, como cierto grado de inercia y flojera frente a la presencia de dificultades, como una negación a un problema para lo cual buscamos algún tipo de distracción que pueden ser las drogas, el alcohol o evadirse mediante el uso de las redes sociales en las cuales nos creamos una imagen ante los otros y a veces ante nosotros mismo que no es, y así justificamos, disfrazamos y ocultamos nuestra resistencia, logrando así a la larga que entre más nos resistamos, más grande y más difícil de superar se vuelve el problema o situación, siendo este un verdadero obstáculo en el logro de la realización y desarrollo personal, generando un estancamiento e impidiendo todo tipo de cambio o avance.


Una de las cosas que contribuye a la resistencia y que todos tenemos en mayor o menor medida es algún programa o patrón, ya sea familiar, cultural, emocional, intelectual y así, un sinfín de patrones o programas que a veces ni siquiera nos damos cuenta que tenemos hasta que nos detenemos a pensar o a analizar por qué realizamos tal o cual acción o tomamos tal decisión de forma casi mecánica, muchas veces contraria a nuestros intereses o nuestro avance, sin medir las consecuencias que tiene nuestro actuar hacia nosotros o hacia otros. Lo queramos o no, cualquier movimiento (o no movimiento) que iniciamos en la vida se convierte en destino, graba sus consecuencias inevitablemente y nos reta a tomar la responsabilidad de lo que ha sido y lo que será.


Tomar desiciones propias en pro de nuestro avance siempre va a tener un costo, sobre todo el rechazo del clan, por no seguir sus reglas, condiciones o costumbres, muchas veces nuestro clan nos impide avanzar, ya que no queremos ir en contra de ellos y evitamos cualquier conflicto.


La resistencia al cambio nos sabotea, nos impide crecer, nos impide actuar como adultos. Muchas veces justificamos la resistencia la cual ineludiblemente nos limita con pensamientos de victimización y de conformismo, aplicamos nuestro razonamiento y lo reforzamos con cualquier herramienta que tengamos a mano, atándonos a antiguos patrones, convenciéndonos que el cambio no nos conviene y no nos damos cuenta que la resistencia consciente o inconsciente nos aleja de la vida y nos hace perder la vitalidad.


Una forma de comportarnos como adultos es sanarnos, resolver los conflictos que la mayoría de las veces vienen de la familia, de lo no resulto, del pasado y de aquello que no hemos podido integrar. Debemos tomar acción mirando frente a frente nuestras resistencias, entenderlas, liberarlas y reconocerlas como parte del camino de nuestro crecimiento personal.


¿Cómo podemos descubrir nuestras resistencias? Teniendo conciencia de ellas, el darnos cuenta de su existencia ya que continuamente estarán allí, debemos estar decididos a saber, a escudriñar, lo cual no es tan fácil porque una resistencia no se quiere dar a conocer, está dispuesta a desbordar, a molestar, a manejarnos, a desviar nuestra mirada. Entonces debemos arriesgarnos y apostar por la vida, por el futuro, dejándonos llevar por esa fuerza interna que nos guía, por el cumplimiento de nuestros sueños, por nuestro propósito de vida, evitando el miedo, la indecisión y la culpa, con todo eso no nos queda más que aceptar todo tal como es y entregarnos al movimiento que la vida y la Gran Alma nos van dando.


Mejoremos nuestra manera de actuar y vivir cada situación, busquemos las soluciones a los problemas que se repiten en los sistemas, con las parejas o con cualquier persona, siempre con la apertura a lo nuevo para que estas cambien de forma. La vida es según con los ojos con que la miramos, entonces mejoremos nuestra mirada, cambiémosla. Ojalá todos volvamos a ver las cosas desde el corazón ya que nada nos hace perder más energía que el resistirnos y pelear contra una situación que no podemos cambiar.


Dejemos ir el pasado que está lleno de miedos, limitaciones y concentrémonos en el hoy, en nuestros sueños, en nuestro avance, construyamos nuestro futuro, aceptemos las adversidades como parte de la vida y usémoslas como combustible para nuestro desarrollo, pongámonos en paz, bendigamos la vida y agradezcamos a la Gran Alma.




Bibliografía:

Vivir en el Alma, Joan Garriga.



 
 
 

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