Todos/as albergamos un/a Niño/a dentro de nosotros/as

Por Marcela Toro

Facilitadora de constelaciones familiares y sistémicas

Registros akashicos.

Terapeuta Floral.

Desde una mirada infantil muchas veces sentimos y criticamos el comportamiento de nuestros padres y desde ese “lugar” tendemos a juzgar todas nuestras relaciones. Ese comportamiento nos quita fuerza, nos envenena, y llenos de angustia, rabia y frustración, caminamos en contra de la vida. En estos momentos es importante “darnos cuenta” que nuestro/a Niño/a interior quiere ser visto/a.

Albergamos dentro a ese niño/a que quiere ser amado/a y cuidado/a, no necesita una mirada estricta y estrecha. ¿Cómo podemos entrar en contacto con a nuestro/a niño/a? Cuando culpamos a los otros de lo que nos sucede en la vida, ahí está el/la niño/a; cuando no tomamos responsabilidad, cuando creemos que los otros deben entregarnos ese amor que solo podemos encontrar con nosotros/as mismos/as; allí esta nuestro/a niño/a, esperando recibir una dulce y comprensiva mirada y palabra, que solo nosotros/as mismos/as podemos darle.

Se generan cambios importantes, simplemente con distinguir y aprender a observar cuando aparece nuestro/a niño/a haciendo pataleta; es en ese momento cuando entendemos que está en nuestras manos transformar ese sentimiento de impotencia y frustración y lanzarnos a seguir creciendo y comenzar de nuevo, desde un “yo” más adulto que se hace cargo de las necesidades de su niño/a interior. Al dejar de juzgar y empezar a contener a nuestro/a niño/a interior, entramos en un movimiento que nos permite tomar la vida con respeto y humildad, asintiendo por completo lo que fue. Consolando con amor a nuestro/a niño/a , diciéndole que todo estará bien, que aquí estamos para el/ella.

Es entonces cuando comenzamos a caminar mirando el presente y todos esos regalos que la vida nos entrega a cada instante.

Te invito a realizar un ritual sencillo y amoroso: observa a tu niño/a, abrazálo/a por un momento, luego mira a el/la adulto/a que hoy eres, e invítala/o a tomar decisiones que le generen vida y adquirir los compromisos que lo impulsen a seguir avanzando en su evolución. Conócete, respeta y acepta el ser que eres. Las transformaciones se dan desde el lugar del adulto/a, sé compasiva con tu historia, con la historia de tus padres y ancestros. Toma la vida que te han entregado, asiente todo tal cual es; te sentiras más liviano/a para caminar hacia algo más grande. Dile a tus padres: “Gracias mamá, gracias papá por entregarme la vida, hoy decido tomar mi propio destino”.

Te comparto uno de mis poemas, fruto del encuentro con mi niña interior:

Mi inspiración no es más que un supuesto,

un respiro de vida, respiro de creación infinita.

Nos amamos, nos respetamos, nos aceptamos,

Avanzamos acompañadas por todos,

también por aquellos que algún día no quisimos mirar.

Lo que no queremos ver, se hará más presente.

Tenemos que avanzar, lograr incluir,

aceptar lo negado, lo prohibido, la oscuridad.

Oscuridad que es luz brillante,

que nos deslumbra con toda su fortuna.

Me dejo llevar por todo lo amado y lo infinito,

tolero la vida, la muerte, el principio y el final.

Apertura del vientre que dispuesto está,

a tomar la vida y a tomar la muerte.

Creación de lo ínfimo y mucho más,

así es, hecho está.

Siglo de aventuras sin igual

mirada amplia, un comienzo y un final.

Somos uno y hecho está!