top of page

Regresando a Mi

  • relacof
  • 26 oct 2022
  • 4 Min. de lectura

Por: Luz Betancur Posada

Miembro de la Red Latinoamericana de Constelaciones Familiares y Sistémicas.




ree

Poema (de mi autoría)

A MI NIÑA INTERIOR

Recuerda mi niña:

Aunque unos ciegos de mente, nos arrebaten los ojos y golpeen los cuerpos hasta sangrar...

Nadie puede apagar los ojos del corazón y el amor siempre brillará.


Recuerda mi niña:

Aunque quemen nuestra casa y dejen solo migajas de pan sobre la mesa.

Somos inmensamente ricas.

Nos tenemos tu y yo

y el cielo que es infinito nos cobija.


Recuerda mi niña:

Aunque acaben con los bosques

Y se roben el agua.

Aunque se empeñen en sembrar la Muerte...

La Madre tierra aún respira

Y el palpitar de nuestro corazón la mantendrá viva.


Recuerda mi niña:

Aunque no le agradecen a las abuelas,

Y a las madres e hijas no las respetan...

Tú cómo hija agradecida

Siempre serás Bendecida.


Recuerda mi niña:

Aunque el grito de dolor nadie lo escuche

Y los muros de la ciudad lleven nuestra sangre...

Tus manos de artista mi niña.

Pintarán por siempre el mañana.


Recuerda mi niña:

Aunque la muerte aceche en cada esquina

Y la oscuridad se instale en la entrada de la puerta.

La Luz del amor no se apaga,

Ella custodiará nuestra memoria.


Recuerda mi niña lo que hoy te digo:

Todo valdrá la pena,

La Vida tomará de la mano a la muerte.

La torre caerá.

Y el Orden del Amor se restablecerá.

Recuerda mi niña mantener la Esperanza siempre encendida.



Todos llevamos a un niño/a interior, nos acompaña donde quiera que vamos. Nos hemos preguntado ¿Cómo esta nuestro/a niño/a? ¿Cómo se siente? ¿qué necesita?

En nuestra infancia atravesamos momentos de mucha dicha que han dejado huellas luminosas. También hemos afrontado momentos difíciles, de mucha oscuridad, que para algunos se han convertido en experiencias traumáticas. Experiencias que por más que hayamos querido borrar, creando defensas para huir y no volver a contactar con ellas, siguen estando presentes de alguna forma. ¿Y quien fue la persona que se llevó la peor parte en estos momentos de oscuridad? NUESTRA NIÑO/A INTERIOR. Y ante todo su dolor, muchos de nosotros nos volvimos indiferentes, llegando a ignorar a ese ser que llevamos dentro.


Debido a esta relación con nuestro niño/a sucede que ahora de adultos/as continuamos demandando afecto y cuidados de nuestros padres. Delegamos la atención y el cuidado de nuestro niño/a que sufre a papá y a mamá. Y nos seguimos enojando por no recibir lo que pedimos y como niños frustrados descargamos nuestra ira con quienes ya no corresponde, mamá y papá ya nos dieron la vida y no tienen ninguna obligación con los adultos que somos.


La sanación nos pide CRECER… CRECER, CRECER DE VERDAD. Instalarnos en el lugar de adultos, en ese hombre, en esa mujer en quien nos estamos convirtiendo cada día. Sanarnos significa hacernos cargo de nuestro niño/a como una madre amorosa, como un padre comprensivo de nuestras propias heridas, de ese ser abandonado, triste, enojado e ignorado, quizás muy gravemente herido. Ya no podemos continuar huyendo de nuestra propia realidad, de nuestro sufrimiento guardado, no podemos continuar evadiendo la tarea consigo mismo/a. El sufrimiento de nuestra niño/a esta presente, justo aquí y ahora. Presente en cada célula de nuestro cuerpo, no tenemos que regresar a ningún pasado, ese sufrimiento sigue presente en todo momento.


Es importante recordar que si bien, ya no les corresponde a nuestros padres sanar nuestras heridas, podemos nosotros realizar la tarea que es solo nuestra, tomando la fuerza de nuestros ancestros, utilizando su sabiduría para ir paso a paso en dirección de cuidar de nosotros mismos/as, de nuestro niño/a.


¿Y cómo comenzar esta gran tarea? Lo primero será escuchándonos, disponer nuestro sentido del oído a escuchar con compasión las necesidades que por años han estado guardadas. Nuestro niño/a necesita hablar, escucha su voz, atiende su pedido, míralo/a como siempre quisiste ser mirada y dile: te deje solo/a en el pasado, lo siento mucho. Dile: Aquí estoy para lo que necesites, voy a cuidar de ti… lo haré muy bien, cada vez mejor, porque así lo he decidido. Dile: hoy vuelvo a ti mi niño/a.


Regálate unos segundos para abrazar a tu niña/o; si necesitas llorar hazlo, y en un solo abrazo respiren juntos.


Regresar a nuestro niño/a significa no dejarlo tanto tiempo solo/a. destina durante el día varios momentos para estar juntos. Escúchale, abrázale, respiren juntos. Regálale todos los días parte de tu tiempo y verás como sanan juntos.


Seguramente muchos de tus antepasados no supieron cuidar de su niño/a herido, quizás a nuestra madre y a nuestro padre les paso igual y aún esconde muy profundo su dolor de niños. Es hermoso poder sentir que al hacer nuestra tarea con nuestro niño/a con determinación y amor ayudará a sanar a los que vendrán después de nosotros y otorgará paz y descanso hacia los que nos antecedieron.


¿Cuál es la raíz de todo sufrimiento? La falta de comprensión y compasión.

Que maravilloso regalo podemos entregar a nuestro niño/a y a nuestro adulto también comprensión y compasión, que bien nos hará. En nuestras manos está que cese tanto sufrimiento que por generaciones a dejado imborrables huellas. Vuelve a tu niño/a, conecta contigo, Cuida de ti mismo/a, no delegues esta tarea a nadie, ni a mamá, ni a papá, ni mucho menos a la pareja.

Vuelve a ti… Ocúpate de todo.


Te invito a que, en varios momentos del día, cierres tus ojos, observes tu respiración… y al inhalar dile a tu niño/a: He regresado.

Y al exhalar dile: para cuidar de ti.

Este será un buen comienzo.

 
 
 

Comentarios


Formulario de suscripción

©2022 por Red Latinoamericana de Constelaciones Familiares.

bottom of page